ENVEJECER / ASESORAMIENTO SOBRE ENVEJECIMIENTO

¿Le suena?

Pam y Leonard vieron a sus hijos crecer y convertirse en jóvenes adultos. Antes de que se dieran cuenta, los niños terminaron la universidad, se casaron y tuvieron sus propios hijos. Cuando ya se habían adaptado al nido vacío y empezaban a disfrutar de la vida en pareja, la madre de Leonard se cayó y se rompió la cadera, y el padre de Pam olvidaba cosas como su dirección y su número de teléfono. Al enfrentarse a su propio proceso de envejecimiento, Pam y Leonard sabían que también iban a tener que convertirse en cuidadores de sus propios padres.

Alex siempre fue un hombre alegre y generoso que ahora se acerca a los 65 años. Incluso con la temprana muerte de su esposa a los 50 años, su espíritu, su sonrisa constante y su deseo de seguir adelante era algo que todo el mundo admiraba. Después de jubilarse, incluso había empezado a ayudar como conductor en un hotel local, llevando y trayendo a clientes cansados del aeropuerto. Pero últimamente no era él mismo. Aunque no siempre lo demostraba, se sentía lo que podría describirse como "vacío". Sus familiares y amigos empezaron a darse cuenta y pensaron que le vendría bien hablar con alguien.

Paul arrasó entre los 20 y los 30 años abriéndose camino como vendedor jefe en una gran empresa de publicidad del centro de la ciudad. Pero en los últimos 5 años, tenía la sensación cada vez más acuciante de que si no ocurría algo importante antes de los 50, se iba a quedar atrás. Trabajaba más duro que nunca, pero ni su cuerpo ni su mente respondían como antes, y ya no podía hacer tanto en tan poco tiempo. Sus superiores estaban más que satisfechos con su trabajo, pero ya no estaba precisamente en primera línea para los ascensos. Pero lo extraño era que tenía la misma sensación en su vida personal -tenía unos hijos estupendos, una esposa cariñosa, una casa bonita-, pero no dejaba de preguntarse: "¿No hay algo más?".

Muchas personas luchan por superar el proceso de envejecimiento.

Dado que el envejecimiento nos afecta a todos, se podría pensar que, en cierto modo, somos relativamente buenos para afrontarlo. Pero, de hecho, muchas personas se encuentran luchando con las exigencias de los hijos, los padres y el trabajo, todo ello en momentos de la vida en los que están luchando con su propio proceso de envejecimiento. Y lo que es peor, las personas más jóvenes o más mayores pueden no ser tan sensibles a los problemas del envejecimiento como nos gustaría, y podemos sentirnos frustrados por su falta de reconocimiento de la legitimidad de los problemas del envejecimiento.

Cuando somos niños, los veinteañeros parecen adultos hechos y derechos. Cuando somos adolescentes, los cincuentones parecen ancianos. Pero para los que somos más mayores, el proceso de envejecimiento parece mucho más ambiguo. A menudo, nos cuesta decir cuántos años tienen los más jóvenes. Nos choca que compañeros de nuestra edad salgan con gente más joven. Y así sucesivamente. Envejecer es algo extraño.

Miedo a envejecer

El Dr. Bernard Nash, trabajador social considerado un pionero del envejecimiento, dijo una vez: "¿No le parece que todos queremos vivir más, pero ninguno quiere envejecer?". El hecho de que todos podamos entender ese sentimiento en algún nivel es un testimonio de la exactitud de su sentimiento. Cuando miramos a nuestro alrededor, especialmente cuando los medios de comunicación han impulsado temas de belleza inalcanzable, interminable e insostenible durante los últimos 50 años, muchos se han obsesionado con mantenerse jóvenes. Pero eso no quiere decir que se trate de un fenómeno terriblemente nuevo.

La literatura está repleta de fantasías sobre la eternidad. ¿O se ha olvidado del viaje de Ponce de León a la Fuente de la Juventud? ¿Y "Un mundo feliz", de Aldous Huxley, en el que la enfermedad es inexistente y la vejez y la muerte se hacen lo más agradables posible para poder ignorarlas? Y ha habido un centenar de adaptaciones de cuentos de hadas como Blancanieves (por ejemplo, "Mirror Mirror") y Rapunzel (por ejemplo, "Enredados") que presentan a malvadas brujas ancianas cuyo principal objetivo es robar el espíritu de las jóvenes y bellas heroínas para que sean "eternamente jóvenes".

Pero no todo el miedo es desenfadado. El existencialista francés Jean Paul Satre se relacionó con una autora llamada Simone de Beauvoir, cuya obra "La vejez" describía el envejecimiento como "decrepitud, fealdad y mala salud".

¿Miedos fundados?

Cuando somos testigos de las respuestas de la historia y la sociedad al envejecimiento, puede ser fácil descartar todas las reacciones fuertes como extremas. Pero observar nuestras propias reacciones puede hacernos preguntarnos un poco más: "¿Qué tiene el envejecimiento que es tan difícil?". He aquí una lista de algunos de los temas más comunes entre las personas que luchan contra el proceso de envejecimiento. Creemos que comprender algunas de estas cosas da un poco más de sentido al miedo que rodea al envejecimiento, y nos ayuda a responder de forma más compasiva:

• Uno: Envejecer nos hace enfrentarnos a nuestra mortalidad. Un día, todos moriremos. No es exactamente ciencia exacta, pero tampoco es algo en lo que estemos acostumbrados a pensar con regularidad. La cruda realidad de que podemos tener más días por delante que por detrás puede ser, como mínimo, desalentadora.
• Dos: Nuestros logros pueden no estar a la altura de nuestros propios estándares. Al analizar nuestra vida hasta este punto, es posible que deseemos sinceramente haber hecho más y que veamos claramente cómo nuestras decisiones han influido en nuestra situación actual. Además, nos damos cuenta de que no podemos hacer nada para corregir el pasado.
• Tres: Envejecer conlleva cambios en todos los ámbitos. Nuestros hijos se hacen adultos y esperan que los tratemos como tales. Nuestros cuerpos empiezan a cambiar: puede que veamos manchas, estrías o descolgamientos. Puede que nuestros jefes empiecen a contratar a más gente joven y a hablarnos de la jubilación. Nuestros padres pueden empezar a depender más de nosotros para que les ayudemos con cosas que antes hacían con facilidad. Nuestra pareja puede sufrir cambios físicos o emocionales. Puede que nos salgan canas o se nos suelte el pelo. Es posible que en los restaurantes empiecen a ofrecernos descuentos para mayores.
• Cuatro: Los asuntos prácticos se acumulan. A medida que las relaciones cambian, empezamos a darnos cuenta de que estamos financiera y emocionalmente atados a más personas que nunca. Las exigencias prácticas pueden ser abrumadoras.

Datos sobre el proceso de envejecimiento. ¿Los conoce?