Superar y resolver los sentimientos de culpa

¿Le suena?  

Rhonda era una "niña salvaje" en el instituto. Iba con los populares y no era demasiado amable con los que no lo eran. Parte de ser popular implicaba una buena dosis de actividad sexual, mucho más de lo que ella estaba preparada. Ahora, de adulta, recordaba aquellos días con sentimientos de culpa y remordimiento. 

Vince era el proverbial bienhechor. Todo lo que hacía parecía ser para ayudar a los demás. Todo el mundo le admiraba, sobre todo cuando decidió mudarse más cerca de casa para ayudar a sus padres en sus últimos años de vida. Pero por dentro se estaba desmoronando. Mientras que por fuera la gente tendía a verlo como altruista, por dentro sólo lo motivaba una cosa: la culpa que sentiría si no ayudaba. Esto dificultaba mucho las cosas cuando la gente no quería su ayuda o no estaba preparada para ella. Acababa resentido y enfadado hasta que encontraba a otra persona a la que ayudar, y el ciclo volvía a empezar.

Alistair era un médico y profesor de medicina muy respetado. En todos los aspectos era querido y admirado. Pero no entendía por qué no le parecía suficiente. El padre de Alistair también era médico y profesor, hasta que se suicidó cuando Alistair tenía 14 años. Alistair había sido la última persona que lo vio con vida y siempre había sentido que si hubiera podido hacer algo más, tal vez podría haber evitado la muerte de su padre.

¿Qué es el sentimiento de culpa?

La culpa es un sentimiento que surge de la creencia de que uno ha hecho o dejado de hacer algo que ha tenido consecuencias desafortunadas. El sello distintivo es la responsabilidad percibida por las consecuencias desafortunadas, lo que lleva al remordimiento y al arrepentimiento. Esto es aún más cierto si las circunstancias que rodean la responsabilidad de las personas implican tomar parte en algo inmoral, ilegal, poco ético o, en general, cuestionable.

¿Por qué debo lidiar con mi culpa?

Dado que los sentimientos de culpa son dolorosos e incómodos de afrontar, muchas personas prefieren dejarlos en paz. Sin embargo, cuando no se resuelve, la culpa puede impulsar una serie de respuestas y estrategias inadaptadas en la vida. Y esas respuestas pueden afectar no sólo a la persona culpable. Por ejemplo:

• Un padre que fue promiscuo en el instituto puede ser excesivamente cauto y vigilante con su hija de secundaria, que está muy bien adaptada.
• Los adultos que no pudieron cuidar de sus propios padres enfermos pueden ser excesivamente exigentes con sus propios hijos para que cuiden de sí mismos.
• Las personas que presenciaron la infidelidad de un progenitor pero no dijeron nada pueden tener más probabilidades de mantener relaciones con parejas infieles.

¿Está bien sentirse culpable alguna vez?
En general, hay una gran diferencia entre sentirse culpable y ser culpable, aunque ciertamente las personas que se sienten culpables pueden no serlo, y las que son culpables pueden no sentirse así cuando deberían. Acabamos confundiéndonos sobre cuándo sentirnos culpables y cuándo no, porque la vida es complicada. Muchas veces, los adultos interiorizan procesos de pensamiento irracionales o ilógicos que tenían de niños cuando su visión del mundo era egocéntrica. Por ejemplo, un niño que no limpió su habitación puede creerse responsable del divorcio de sus padres y aferrarse al sentimiento de culpa hasta bien entrada la edad adulta. Esto es, por supuesto, "pensamiento mágico", es decir, la creencia de que alguna acción que realizamos de niños fue mucho más poderosa de lo que fue.

Por otro lado, a veces la culpa se gana. Cuando actuamos de una manera que viola nuestro sistema de valores, o de una manera que viola las costumbres sociales o la ley real, podemos ser de hecho culpables de alguna ofensa. El sentimiento de culpa que lo acompaña es apropiado en ese sentido e indica que algo va mal. Sin embargo, esto no quiere decir que sentirse culpable sea siempre productivo. Es decir, si los sentimientos de culpa dan lugar a un ciclo de autoconversación malsana y de autodegradación, no están ayudando. Pero si nuestros sentimientos de culpa nos impulsan a buscar una solución (es decir, restitución, petición de perdón, etc.), entonces pueden ser parte del proceso de curación.

Falsa culpabilidad.

Como se ha descrito anteriormente, cuando nos sentimos culpables pero en realidad no hemos hecho nada malo, a menudo decimos: "Oh, ya sé que no soy realmente responsable de eso", pero vivimos y actuamos de otra manera. Esto es especialmente cierto si otras personas a las que queríamos o respetábamos nos dijeron que éramos responsables de cosas que no éramos, y puede que nos cueste mucho deshacernos de la falsa culpa. De hecho, podemos llegar a sentirnos algo morbosos u obsesivamente culpables por volver a rememorar los hechos que rodearon nuestros sentimientos de culpa, o por ocultarlos por completo.  

¿Cómo responder?

La mejor manera de entender el poder de la culpa en tu vida es analizar tu respuesta a ella. He aquí algunas comparaciones que vale la pena hacer mientras determinas exactamente cuál es tu respuesta: