Seleccionar página

El mundo nos enseña a ser todo tipo de cosas, pero muy pocas veces nos enseñan a ser nosotros mismos. Nos enseñan a ser puntuales. Nos enseñan a ser morales. Nos enseñan a ser consumidores. Nos enseñan a ser profesionales, atentos, a disculparnos, a ser sumisos, pero por Dios, hagas lo que hagas, ¡no seas tú mismo! De muy joven aprendí en una iglesia muy conservadora a desconfiar de mis instintos, a "alejarme de la carne", a retractarme, a dudar de mi instinto... era agotador y asfixiante, por no decir doloroso. A todas las personas, y quizá especialmente a las mujeres, se nos enseña tanto en entornos religiosos como seculares que nunca podemos descansar en lo que somos, sino que siempre debemos esforzarnos por ser ese modelo idealizado de persona... más delgada, más refinada, con más éxito, más devota, etc. Y se nos venden todos los productos que necesitamos. Y se nos venden todos los productos para reforzar este sentimiento de no ser suficiente. Toma esta píldora dietética y adelgaza 5 kilos. Compre este teléfono móvil y esté más conectado. Compre este coche y parezca más rico.

Haga clic aquí para leer el resto de este blog en el sitio web de la Dra. Sarah Bollinger.